miércoles, 4 de mayo de 2016

Mis Memorias




 By Baloo Fernando



Hola mis queridos amigos malixes, por fin hoy me permitieron escribir algo de mi puño y garra en este dizque blogg; tengo entendido que alguien que se dice ser mi papá, pero que en realidad se llama el “Flaco Mugroso” les ha platicado ya algo sobre mí, la verdad es que no lo he leído, así que no sé qué tan real es, pero dejémoslo ahí; ustedes aplicarán el criterio, ya que supongo que tendré que desmentir algunos dimes y diretes.


Mi nombre es “Baloo Fernando”, pero de cariño me dicen por mi apellido “Pincheperrocabrón”; hace poco me llegó una carta de una prima hermana muy querida que se llama “Prieta Pincheperracabrona”, creo que nuestro apellido es compuesto; en fin, me llegó su carta y me dije “por qué chingados no escribir las mías, también tengo cosas que decir”, la idea nació de ella, no es que yo no sea un cabrón original, pero me dio la pauta para escribirles esto. 


Primero que nada, soy un hermoso Basset Hound, no un Hush Puppies, yo ni zapatos uso; nací en Monterrey  en un hermoso clonador de perros, con un terrenote, muchos esclavos a nuestro servicio, un mandamás que era el que daba la orden que nos pasearan, alimentaran, asearan, y demás. Al cumplir 2 meses me informaron que viajaría con mi nueva familia a Mérida, que serían personas buenas y que sería el perro más chingonamente feliz del mundo;  tremendo desengaño, cuando llegué a una casa de esas de Infonavit, con patio de donde ni siquiera he tomado vuelo y ya llegué al otro extremo, pero ni hablar; eso sí, todos muy contentos y felices por ver este bebote.


Al primero que conocí fue al “Flaco Mugroso”, supongo que así se llama porque su familia subdesarrollada le dice así cada vez que hace o dice alguna pendejada;  luego llegó el amargado del “Negro”, con él no tuve duda de porqué el nombrecito. En fin, soy feliz con ellos, las primeras semanas fueron a toda madre, me comporté con mucha calidad, digo, para no dejar mal a la raza norteña, pero me empecé a aburrir y una vez más instalado pues se chingaron y me salió lo de Basset y empezó el desvergue.  ¡Séhhh!


La  familia está compuesta por el “Flaco Mugroso”, que en realidad es mi esclavo ya que él me baña, me alimenta, me pasea, me peina, recoge las hermosas esculturas que hago 3 veces al día en el patio; está también el “Negro”, a él casi no lo veo, solo en las noches cuando llega del trabajo con cara de que se partió la madre todo el día, él solo me consiente y de vez en cuando me hace bulling con una un juguete que es mi preferido,  me lo tira y ahí voy de menso por el para dárselo, me lo vuelve a tirar y así estamos un buen rato; no sé qué le ve de entretenido a eso pero ni modo, con algo me tengo que ganar las croquetas. Después está el “Abuelo”, le dicen de cariño Bruno, es el más anciano de todos, es un maltés de mal carácter, ante los humanos finge portarse a toda madre, pero cuando nos quedamos solos, se cree el capataz: Baloo no te comas la popó de Hanna, Baloo no bajes la ropa, Baloo no te comas las plantas, Baloo no levantes las piedras, Baloo vete a chingar a otro lado; en fin, lo tolero porque no le queda mucho tiempo al pobre. Por último está la “Cabrona Perra Chechona” de cariño le decimos Hanna, esa es la peor, con esa cara de yo no fui, fue el cabrón de Baloo, pues a mí me culpan de todo; la “Cabrona Perra Chechona” es Yucateca, viene de Progreso, creo que por eso pide todo llorando, nos tiene hartos a todos, pero es buena técnica para que le den lo que pide: tiene hambre, llora; quiere cagar, llora; quiere salir, llora; un día le voy a abrir la puerta; o quién sabe, es mi misma raza y ya la empiezo a ver con ojitos coquetos, la dejaré en stanby por ahora.


A mis casi 7 mesecitos de vida, ya he probado muchas cosas sabrosas, sabrán que me encanta la comida, muero por la comida; voluntariamente me han dado sardinas, atún, verduras, frutas, pollo, etc. No hay mucha comparación entre un filetote de carne magra contra las croquetas que compran por kilo del Sams, aunque creo que esa vez robe el paquete que estaba en la encimera; como iba yo a saber que solamente la estaba descongelando el “Flaco Mugroso”? y claro fui cachado en el acto, creo que fue ahí cuando me pusieron el apellido de “Pinche Perro Cabrón”, se pasan solo fue un ligero accidente. Y claro luego luego la pinche publicación en el Facebook: “Pinche Perro cabrón” se comió los filetes de toda la semana”; como se atreve el desgraciado, solo haciendo mala fama, así cómo vamos a fomentar la adopción de perritos. Ocasionalmente he probado otras exquisiteces, como por ejemplo: pan tostado de la alacena, tortillas de harina de la Tía Rosa (es mi tía favorita), quesadillas, tostadas, huevitos y otras delicias de la cocina yucateca; claro ellos no se dan cuenta hasta que el crimen está realizado. 


A pesar de todo, mis humanos parecen que son felices conmigo, y mis hermanos perrunos, me aguantan, al fin de cuentas soy el nenuco de la casa. Me la he pasado muy chingón, casi todo el día ladrándole hasta los gatos que pasan por el muro; creo que son gatos ninja y están planeando algún tipo de ataque mundial; pero uno que es medio malicioso, pues me adelanto y los corro de su centro de reunión.  Algún día voy a desenmascararlos, y me darán algún tipo de condecoración, tal vez en ese momento el “Flaco Mugroso” decida cambiarme el apellido.


Ahora ya casi no salgo al jardín, la última vez ayudé con la limpieza pero creo que me excedí, porque el “Negro” estaba furioso, quesque sus pinches flores, sus adenium carííííí´simas, su césped en rollo; por lo que ahora ya no ayudo en ese tema. Lo que el “Negro” no sabe  es que le estoy buscando un tesoro escondido; pero nada más que lo encuentre y no le doy nada al cabrón, por culero. Algún día seremos millonarios, por lo pronto estoy castigado.


Últimamente el calor en Mérida está insoportable, ya hasta la piel me cuelga, creo que me estoy derritiendo; pero he descubierto una mini alberca que me tiene dado el “Flaco Mugroso”, aunque la verdad me queda pequeña, adoro remojar la cabeza y las orejas, refrescarme las patas y refrescar a mis hermanos, para satisfacción del “Negro” que le encanta que haga eso, solo alcanzo a ver la cara que pone y empieza a murmurar cosas, no las entiendo pero supongo que está orando por mi; creo que le encanta que haga eso, solo veo que brinca y baila y hace mucho alarde de mi destreza.  En resumen somos una familia muy feliz, un tanto disfuncional, pero qué familia no lo es? He decidido quedarme una temporada más con ellos, tal vez hasta que me den un nombramiento nacional, o algún tipo de reconocimiento por la ONU, digo, algún día atraparé a eses gatos ninja.


Hasta pronto, ojala que después de esto, el “Flaco Mugroso” me preste la compu de nuevo.

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