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Baloo Fernando
Hola
mis queridos amigos malixes, por fin hoy me permitieron escribir algo de mi
puño y garra en este dizque blogg; tengo entendido que alguien que se dice ser
mi papá, pero que en realidad se llama el “Flaco Mugroso” les ha platicado ya
algo sobre mí, la verdad es que no lo he leído, así que no sé qué tan real es,
pero dejémoslo ahí; ustedes aplicarán el criterio, ya que supongo que tendré
que desmentir algunos dimes y diretes.
Mi
nombre es “Baloo Fernando”, pero de cariño me dicen por mi apellido “Pincheperrocabrón”; hace
poco me llegó una carta de una prima hermana muy querida que se llama “Prieta
Pincheperracabrona”, creo que nuestro apellido es compuesto; en fin, me llegó
su carta y me dije “por qué chingados no escribir las mías, también tengo cosas
que decir”, la idea nació de ella, no es que yo no sea un cabrón original, pero
me dio la pauta para escribirles esto.
Primero
que nada, soy un hermoso Basset Hound, no un Hush Puppies, yo ni zapatos uso;
nací en Monterrey en un hermoso clonador
de perros, con un terrenote, muchos esclavos a nuestro servicio, un mandamás
que era el que daba la orden que nos pasearan, alimentaran, asearan, y demás.
Al cumplir 2 meses me informaron que viajaría con mi nueva familia a Mérida,
que serían personas buenas y que sería el perro más chingonamente feliz del
mundo; tremendo desengaño, cuando llegué
a una casa de esas de Infonavit, con patio de donde ni siquiera he tomado vuelo
y ya llegué al otro extremo, pero ni hablar; eso sí, todos muy contentos y felices
por ver este bebote.
Al
primero que conocí fue al “Flaco Mugroso”, supongo que así se llama porque su
familia subdesarrollada le dice así cada vez que hace o dice alguna
pendejada; luego llegó el amargado del
“Negro”, con él no tuve duda de porqué el nombrecito. En fin, soy feliz con
ellos, las primeras semanas fueron a toda madre, me comporté con mucha calidad,
digo, para no dejar mal a la raza norteña, pero me empecé a aburrir y una vez
más instalado pues se chingaron y me salió lo de Basset y empezó el
desvergue. ¡Séhhh!
La familia está compuesta por el “Flaco Mugroso”,
que en realidad es mi esclavo ya que él me baña, me alimenta, me pasea, me
peina, recoge las hermosas esculturas que hago 3 veces al día en el patio; está
también el “Negro”, a él casi no lo veo, solo en las noches cuando llega del
trabajo con cara de que se partió la madre todo el día, él solo me consiente y
de vez en cuando me hace bulling con una un juguete que es mi preferido, me lo tira y ahí voy de menso por el para
dárselo, me lo vuelve a tirar y así estamos un buen rato; no sé qué le ve de
entretenido a eso pero ni modo, con algo me tengo que ganar las croquetas.
Después está el “Abuelo”, le dicen de cariño Bruno, es el más anciano de todos,
es un maltés de mal carácter, ante los humanos finge portarse a toda madre,
pero cuando nos quedamos solos, se cree el capataz: Baloo no te comas la popó
de Hanna, Baloo no bajes la ropa, Baloo no te comas las plantas, Baloo no
levantes las piedras, Baloo vete a chingar a otro lado; en fin, lo tolero
porque no le queda mucho tiempo al pobre. Por último está la “Cabrona Perra
Chechona” de cariño le decimos Hanna, esa es la peor, con esa cara de yo no
fui, fue el cabrón de Baloo, pues a mí me culpan de todo; la “Cabrona Perra
Chechona” es Yucateca, viene de Progreso, creo que por eso pide todo llorando,
nos tiene hartos a todos, pero es buena técnica para que le den lo que pide:
tiene hambre, llora; quiere cagar, llora; quiere salir, llora; un día le voy a
abrir la puerta; o quién sabe, es mi misma raza y ya la empiezo a ver con
ojitos coquetos, la dejaré en stanby por ahora.
A
mis casi 7 mesecitos de vida, ya he probado muchas cosas sabrosas, sabrán que
me encanta la comida, muero por la comida; voluntariamente me han dado
sardinas, atún, verduras, frutas, pollo, etc. No hay mucha comparación entre un
filetote de carne magra contra las croquetas que compran por kilo del Sams,
aunque creo que esa vez robe el paquete que estaba en la encimera; como iba yo
a saber que solamente la estaba descongelando el “Flaco Mugroso”? y claro fui
cachado en el acto, creo que fue ahí cuando me pusieron el apellido de “Pinche
Perro Cabrón”, se pasan solo fue un ligero accidente. Y claro luego luego la
pinche publicación en el Facebook: “Pinche Perro cabrón” se comió los filetes
de toda la semana”; como se atreve el desgraciado, solo haciendo mala fama, así
cómo vamos a fomentar la adopción de perritos. Ocasionalmente he probado otras
exquisiteces, como por ejemplo: pan tostado de la alacena, tortillas de harina
de la Tía Rosa (es mi tía favorita), quesadillas, tostadas, huevitos y otras delicias
de la cocina yucateca; claro ellos no se dan cuenta hasta que el crimen está
realizado.
A
pesar de todo, mis humanos parecen que son felices conmigo, y mis hermanos
perrunos, me aguantan, al fin de cuentas soy el nenuco de la casa. Me la he
pasado muy chingón, casi todo el día ladrándole hasta los gatos que pasan por
el muro; creo que son gatos ninja y están planeando algún tipo de ataque
mundial; pero uno que es medio malicioso, pues me adelanto y los corro de su
centro de reunión. Algún día voy a
desenmascararlos, y me darán algún tipo de condecoración, tal vez en ese momento
el “Flaco Mugroso” decida cambiarme el apellido.
Ahora
ya casi no salgo al jardín, la última vez ayudé con la limpieza pero creo que
me excedí, porque el “Negro” estaba furioso, quesque sus pinches flores, sus
adenium carííííí´simas, su césped en rollo; por lo que ahora ya no ayudo en ese
tema. Lo que el “Negro” no sabe es que
le estoy buscando un tesoro escondido; pero nada más que lo encuentre y no le
doy nada al cabrón, por culero. Algún día seremos millonarios, por lo pronto
estoy castigado.
Últimamente
el calor en Mérida está insoportable, ya hasta la piel me cuelga, creo que me
estoy derritiendo; pero he descubierto una mini alberca que me tiene dado el “Flaco
Mugroso”, aunque la verdad me queda pequeña, adoro remojar la cabeza y las orejas,
refrescarme las patas y refrescar a mis hermanos, para satisfacción del “Negro”
que le encanta que haga eso, solo alcanzo a ver la cara que pone y empieza a
murmurar cosas, no las entiendo pero supongo que está orando por mi; creo que le
encanta que haga eso, solo veo que brinca y baila y hace mucho alarde de mi
destreza. En resumen somos una familia
muy feliz, un tanto disfuncional, pero qué familia no lo es? He decidido
quedarme una temporada más con ellos, tal vez hasta que me den un nombramiento
nacional, o algún tipo de reconocimiento por la ONU, digo, algún día atraparé a
eses gatos ninja.
Hasta
pronto, ojala que después de esto, el “Flaco Mugroso” me preste la compu de
nuevo.